La exhortación que te habla como a los hijos

Sermón predicado en Hebreos 12:3-11 por el Reverendo W. Reid Hankins durante el servicio de adoración por la mañana en la Iglesia Presbiteriana de la Trinidad en 1/13/19 en Novato, CA.

Sermón

Rev. W. Reid Hankins, M.DIV.
Traducido por el Diácono Diego Merino
Hebreos 12: 3-11
1/13/19

Esta carta repetidamente apunta a un público original que había experimentado persecuciones y sufrimientos por ser cristianos. El hecho de que los cristianos salvos pueden experimentar tales dificultades en esta vida es solo un ejemplo de una realidad mucho más amplia. Los cristianos no están protegidos de los problemas en esta vida. Más bien, el pasaje de hoy nos muestra especialmente cómo debemos esperarlos. Porque este pasaje muestra que la relación del cristiano con Dios es una relación de un hijo con su padre. En consecuencia, nuestro Padre Celestial está preocupado por nuestro crecimiento espiritual y formación. Dios usará varios medios, incluso persecuciones y tribulaciones, así como sabio que Él es, en nuestra crianza. Este será el tema para explorar hoy.

Comencemos hablando de la palabra “castigar” a lo largo de este pasaje. Lo vemos primero en versículo 5, y hay una cita de Proverbios 3:11. Esta palabra define de lo que estamos hablando hoy y creo que sería útil primero definir este término. No estoy demasiado complacido con la traducción encontrada aquí y en la Reina Valera como “castigo” porque eso pone un énfasis primario en el castigo correctivo que creo que es solo una de varias cosas incluidas en esta palabra griega. La mayoría de las principales traducciones al español lo traducen como “disciplina” que es algo mejor porque es una palabra que tiene un poco más de información exhaustiva, pero incluso entonces querría decir más. La palabra griega detrás de esto es paideia que proviene de la raíz para niño y se refiere a la crianza de un niño. Esta palabra griega era una palabra bastante importante para los griegos y romanos por lo que escribieron mucho sobre esto. En tales escritos, vemos que paideia incluyó una amplia gama de formación del niño, que no incluye únicamente educación académica, sino también la de la cultura y de la virtud en el niño. Como tal, el castigo por la disciplina punitiva era sin duda parte de lo que se utilizó para lograr la crianza del niño, pero la palabra abarca más que simplemente disciplina a través de la vara. Se trata más de la crianza de los padres que el castigo, aunque una buena crianza incluirá el castigo cuando sea necesario.

Puede ser útil tener en cuenta que Hebreos aquí refieren este concepto de la crianza de un niño del Antiguo Testamento. Eso significa que el significado de la palabra hebrea seguramente debería darle una influencia a nuestra comprensión de esta palabra y concepto aquí en Hebreos. Bueno, en el Hebreo bíblico, encontramos que la palabra también tiene una variedad de uso además de corrección por el castigo. Por ejemplo, esta cita proviene de Proverbios 3, pero en Proverbios 4: 1, dice “Oíd, hijos, la enseñanza de un padre”. Esa palabra traducida como “enseñanza” en la Reina Valera es la misma palabra traducida como “castigo” en Proverbios 3:11. Mientras tanto, esta es la misma palabra utilizada en Proverbios 13:24 cuando habla de no detener el castigo. Mi punto es que esta palabra en hebreo, como en griego, incluye corrección punitiva, pero es más ampliamente concerniente sobre la formación positiva de un individuo.

¿Por qué es esto importante? Bueno, por una razón, nos dice que lo que Dios está haciendo en nuestra vida en este sentido es para  nuestro crecimiento y nuestro bien. Pero aún más específicamente, esto nos ayuda a apreciar y aplicar el contexto aquí que incluye los versículos 3 y 4. Note que tenemos en el versículo 3 la descripción de Jesús soportando problemas en esta vida. Él soportó las persecuciones de los pecadores. Eso es lo que llama nuestra atención antes de hablar sobre este castigo piadoso. Agregue a lo que encontramos en Hebreos 5: 8 sobre Jesús; esto increíblemente dice que Jesús aprendió obediencia por las cosas que sufrió. En otras palabras, aunque Jesús era sin pecado y perfecto, Dios el Padre lo tenía de alguna manera para que aprendiera en su humanidad a través del sufrimiento. El ejemplo de Jesús se nos presenta al comienzo de este pasaje en Dios criándonos a nosotros. Este pasaje incluye el hablar de cómo Dios como nuestro padre tiene que castigarnos a veces por nuestros pecados. Pero empezando aquí con Jesús en el versículo 3, debemos recordar que no todos los sufrimientos en la vida que Dios nos da como padre son por nuestros pecados. El versículo 4 hace referencia al derramamiento de sangre seguramente recordándoles y a nosotros que también podemos experimentar persecución como cristianos. Pero el hecho de que experimentamos persecución o sufrimiento en la vida no significa que hayamos hecho algo malo. Solo porque sufrimos de alguna manera no significa necesariamente que cometimos un pecado específico para traer ese sufrimiento sobre nosotros. Puede ser el caso, pero no es necesariamente el caso. Sabemos esto porque el Jesús sin pecado experimentó mucho sufrimiento, pero Él fue sin pecado. Pero creo que el punto es que Dios como nuestro Padre no obstante, usa tales sufrimientos como parte de la forma en que nos cría y nos hace crecer como hijos. Y es por eso que quiero que entendamos que la palabra traducida “castigo” aquí es realmente un concepto mas amplio de criar a un niño hacia la madurez. Esto incluye castigo corrector cuando sea necesario; verso 6, por ejemplo, traduce correctamente que el Señor azota a cada hijo que recibe. Pero este niño criando, esta paideia por Dios, también incluye otras herramientas pedagógicas que Dios puede usar en nuestro crecimiento espiritual: incluso  permitiendo el sufrimiento y persecución, para lograr su propósito soberano.

Entonces, pasemos ahora a ver los diversos beneficios que podemos derivar de la crianza de Dios en nosotros. Un beneficio es que es una prueba genuina y completa de ser hijo. La Biblia declara que los creyentes en Cristo reciben el beneficio de adopción. Estamos adoptados como los hijos de Dios por lo que tenemos una filiación divina que los incrédulos no tienen. Esa doctrina de adopción aquí está desarrollada en este pasaje en el contexto de esta crianza parental. El versículo 7 dice que la paideia de Dios con nosotros muestra que Dios está tratando con nosotros como hijos. Hace el punto de que esto es lo que los padres hacen por sus hijos. Los crían, incluyendo el castigo según sea necesario. El versículo 8 dice que si no lo hicieron, esto mostraría que eras un hijo ilegítimo. En otras palabras, que eras un hijo que no tenía estatus legal como una descendencia. Típicamente, en aquel entonces, eso significaba que eran hijos nacidos fuera del matrimonio; tal como cuando un hombre tenía un hijo con una esclava. La ley de esos tiempos reconoció que los hijos nacidos de la esposa tenían plenos derechos, incluidos los derechos de la herencia; considerando que los hijos nacidos a través de esclavos o concubinas tuvieron muchos menos derechos legales. En esta línea, si alguien fue adoptado como un hijo, también tendrían más derechos legales de heredar que los hijos ilegítimos. Y así, este pasaje dice que, como reconocemos la crianza y la disciplina del Señor en nuestra vida, deberíamos ser alentados. Es una demostración tangible de que estamos de hecho adoptados por el Señor. Así como la Confesión de Fe Westminster  34 afirma sobre nuestra adopción, significa que somos recibidos en el número y tenemos derecho a todos los privilegios de los hijos de Dios.

Un segundo beneficio para mencionar esta disciplina y crianza paterna se encuentra en el verso 9. Note la última palabra en ese verso: vida. Habla de cómo la corrección de Dios en nosotros resulta en nuestra vida. Humanamente hablando, si Dios no disciplina a sus hijos entonces podríamos terminar cayéndonos. Podríamos ser ovejas que vagan y se pierden. Pero Dios pastorea a su pueblo para que vivamos la vida eterna. Esta verdad no entra en conflicto con la doctrina de la perseverancia de los santos. Es la doctrina de la perseverancia de los santos. Parte de cómo nos persevera para que no perdamos la fe es su disciplina y la forma como nos cría.

Un tercer beneficio de la crianza paternal de Dios y su crianza a nosotros se encuentra en el versículo 10, donde esto habla de ser para nuestro beneficio. ¡La disciplina paterna de Dios es para nuestro bien! El beneficio específico mencionado es la santidad. Más específicamente, que participaríamos en la santidad de Dios. Cuando piensas en la crianza de los padres, mucho de esto es tratando de conseguir semejar al niño a tu propia imagen. O al menos como humanos fallamos, tratamos de asemejar nuestros hijos a nuestras mejores partes y esperando podar nuestra malas partes. Bien, nuestro Padre Celestial, está viendo de formar su santidad en nosotros. El lenguaje en el versículo 10 ve esto como un objetivo de la crianza de Dios en nosotros. Del mismo modo, el lenguaje en el versículo 11 del presente versus el futuro implica que es un objetivo que finalmente se realizará. Sí, no en esta vida. Pero la trayectoria de Dios para nosotros está en nuestra santificación que estamos comenzando en esta vida para participar de la santidad de Dios. Y en la gloria, Él completará esa santificación y participaremos perfectamente en esa santidad; al menos como criaturas finitas podemos participar en la santidad del Dios infinito.

Asimismo, otro beneficio de la crianza de Dios a nosotros es “el fruto pacífico de la justicia” mencionado en el versículo 11. No solo se describe como “fruto” que proviene del cuidado paternal de Dios a nosotros, pero también se describe allí como resultado de un entrenamiento. Esa palabra para entrenamiento es un término atlético y nos recuerda la forma en el mejoramiento y crecimiento llega con el tiempo y el trabajo duro y mucha práctica. Pero dice que este beneficio de justicia, una justicia descrita como pacífica. La justicia, por supuesto, se trata de conformarse a las leyes de Dios. La crianza de Dios a nosotros es formar dicha ley que se mantenga dentro de nosotros. Él nos está haciendo unas personas justas. Podríamos pensar en varios aspectos que harían que la justicia sea pacífica, pero una que viene a mi mente está en nuestra relación con el Señor en términos de disciplina paternal. Piensa en algunos hogares hoy cuando los niños están desobedeciendo las reglas de los padres. Hay una falta de paz en el hogar cuando los padres no intentan corregir constantemente a sus hijos. Esa corrección podría incluso implicar mucho lloro cuando se aplica correctamente el castigo. Pero cuanto más aprenden los niños a mantener las reglas de los padres, más paz habrá en el hogar. Del mismo modo, la corrección y la disciplina y la crianza de Dios nos está capacitando para mantener sus reglas. Esto es realmente fruto pacífico; fruto que da como resultado  paz y armonía, especialmente en nuestra relación con nuestro Padre Celestial.

Entonces, espero que hayas empezado a apreciar algunos de los beneficios de la atención del cuidado paternal hacia nosotros de parte de Dios. ¿Cómo deberíamos responder a los diversos aspectos de esa crianza divina a nosotros? Muchas cosas se mencionan aquí. Vamos a reconocer las diversas respuestas correctas mencionadas aquí. El primero en mencionar es en el versículo 3. Algunas  de las crianzas de Dios a nosotros pueda que permita las persecuciones y sufrimientos en nuestra vida. La respuesta que está encomendada en el versículo 3 es “soportar” en la fe; esa palabra “soportar” está conectada en el versículo 7 con la cría de Dios a nosotros. Como mencionamos, no todos los sufrimientos que experimentamos es por el pecado personal, aunque a veces lo es. Pero si en el versículo 10 nos recuerdan que los padres terrenales crecieron a sus hijos “como mejor le parecieron a ellos”, sabemos que Dios hace lo mismo. Sin embargo, el juicio y la discreción de Dios es perfecto donde no son nuestros padres terrenales. Nuestros padres terrenales seguramente cometieron algunos errores en nosotros en nuestro crecimiento, pero Dios no. Si Dios permite una persecución o sufrimiento en nuestra vida, por cualquier razón, soportemos en la fe. Podemos hacer esto, incluso si no conocemos la razón, porque confiamos en que Él conoce la razón y que es en última instancia para nuestro bien. Sí, reconocemos que los sufrimientos en si mismos puedan no ser buenos en si mismos. Al igual que el versículo 11 menciona cómo el castigo puede ser doloroso en el momento. Pero la perspectiva de Dios en nuestras vidas está muy por encima de la nuestra. Confiemos de que Él tiene todas cosas bajo control.

Una segunda respuesta encomendada aquí está en versículo 4. Allí esto menciona continuar resistiendo la oposición. Ese lenguaje en el versículo 4 es un lenguaje de lucha. Como Dios nos cría  espiritualmente, necesitamos seguir luchando la buena pelea. Cuando nos paramos contra el mundo que nos persigue, Dios está con nosotros y nos está haciendo crecer. Así como nos paramos contra el pecado que aún permanece en nosotros y que trata de envolvernos, Dios nos hace crecer a través de eso. A medida que continúa según el versículo 4, debemos esforzarnos contra ese pecado. Nos esforzamos y luchamos y combatimos el pecado porque eso es lo que nuestro Padre Celestial nos ordena, y confiamos en que Él nos está haciendo crecer a través de las luchas.

Una tercera respuesta encomiable se encuentra en el versículo 5. Allí, en referencia al proverbio en el cuidado paternal de Dios hacia nosotros, vemos que esto es que no debemos olvidar. Se supone que no debemos olvidar el valor del cuidado paternal de Dios. Del mismo modo, continúa diciendo allí en el proverbio de no despreciar esta disciplina. En otras palabras, no debemos pensar ligeramente de esto, sino que veamos el valor en eso. Cuando vemos a Dios que nos disciplina y corrige, podríamos estar tentados a olvidar de que esto es bueno, o peor odiar estar siendo disciplinados. No creo que un niño típico tienda a pensar que la disciplina es para su bien en el momento en que se está aplicando una medida correctiva. Pero niños, recuerden que la disciplina se supone que es para nuestro bien. Del mismo modo, todos debemos recordar que la disciplina y la corrección de Dios para nosotros es de gran valor para nosotros.

Una cuarta respuesta encomiada también viene en el proverbio que se cita en el versículo 5. Nos dicen que no nos desanimemos por eso. El castigo puede ser duro. Los padres terrenales tienen que tener cuidado de no ser tan duros con sus hijos que los pueden desalentar. No queremos que nuestros hijos crezcan cansados de nuestra corrección y que solo quieran desalentarse. A veces, los padres terrenales pueden causar desaliento innecesario en su disciplina. Esa es la culpa del padre. Por otro lado, a veces el niño siendo disciplinado se está desalentando muy fácilmente. Bueno, Dios nunca es culpable en su cuidado paternal hacia nosotros. A veces podemos ser desalentados. A veces podemos ser tentados a desesperarnos. Creo incluso en cómo Jesús sufrió en la víspera de la cruz con gran angustia de su alma a la luz de lo que le esperaba. En aquellas luchas oscuras, recordemos los muchos salmos que traen esa expresión a las palabras y podemos sacar de aquellas en nuestras propias oraciones a Dios por ayuda. Pero por la gracia de Dios que no podamos sumergirnos en desesperación como para renunciar. Pero más bien, podamos reconocer y confiar en que nuestro Padre Celestial tiene cuidado de nosotros y crecernos a través de incluso los tiempos más desafiantes. Y, por supuesto, si el sufrimiento es auto-puesto, lo que significa que es un castigo divino que nos viene a nosotros por nuestro pecado, en lugar de renunciar en la desesperación, hagamos lo que se supone en estas circunstancias: arrepentirnos de ese pecado y volver al camino del Señor.

Una quinta respuesta encomiada es crecer en respeto y sujeción al Señor. En el versículo 9, vemos la manera de la disciplina de los padres terrenales puede y debería rendir el respeto para nuestros padres. El verso 9 entonces da un giro para hacernos el llamado de someternos a nuestro Padre Celestial. Creo que a veces estas lecciones pueden ser difíciles de aprender. En la crianza humana, podemos pensar en el tipo de niño conocido como el niño de carácter fuerte. En esa situación, tanto el padre cómo el niño podrían experimentar mucho dolor en el proceso de desarrollo del respeto del niño a los padres. Del mismo modo, como cristianos, podemos recordarnos las repetidas enseñanzas de las Escrituras que un corazón endurecido contra la sumisión  a Dios no es bueno. El desafío obstinado contra el SEÑOR no prospera. Nuestros deseos voluntarios no ganarán contra el Señor. ¡En vez vamos a buscar crecer en mostrarle a Dios el respeto, el honor y la sumisión debida que Él es el Creador y Señor de todo el universo!

Una sexta y última respuesta encomiada para mencionar al día de hoy es tratando de trabajar en línea con su crianza y no en contra de ella. Entonces, por ejemplo, leemos aquí que su alimento para nosotros es hacernos crecer en santidad y justicia. Buscaremos en caminar más cerca de esas cosas en vez de alejarnos de ellas. Eso es seguramente como las cosas irán mejor para nosotros. Recuerdo en el libro para padres Pastoreando el Corazon de un Niño, habla de cómo la obediencia y honor a los padres te pone en un círculo de bendición. Eso es ciertamente mucho mas cierto en términos de nuestra relación  con Dios como sus hijos adoptados. Miremos en honrar y someternos a Él como nuestro padre y autoridad.

En conclusión, hermanos y hermanas, espero que puedas ver las buenas noticias detrás de todo esto. Dios no solo ha perdonado nuestros pecados en Jesucristo. No solo nos dejó salir de la cárcel y dejarnos vagar sin rumbo por la vida por nuestra cuenta. No, la salvación que tenemos en Jesucristo es la certeza de que somos hijos de Dios. Y ser hijos de Dios significa ser conformados a la imagen del Hijo, Jesucristo. Esto es lo que la paideia de Dios está logrando en nosotros. ¡Él está formando la imagen de Cristo su Hijo en nosotros! Como este capítulo seguirá diciendo en el versículo 14, hay una santidad que debemos tener con el fin de eventualmente ver a Dios. Pero esa es la santidad que el versículo 10 dice que Dios está cultivando en nosotros ahora a través de su crianza hacia nosotros. Seamos alentados ahora, entonces hoy, que esto también es parte de lo que significa ser salvados en Cristo. Dios graciosamente y amorosamente como Padre nos llama a la gloria. A medida que continuamos mirando con atención la llamada de este libro de Hebreos para perseverar en la fe, que podamos continuar mirando a nuestro Dios por ayuda. Encontremos nuestro crecimiento incluso en cómo Dios nos cría espiritualmente ahora. ¡Alabado sea el Señor! Amén.

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