Aquellos que Gobiernan sobre Ti

Sermón predicado en Hebreos 13:7-17 por el Reverendo W. Reid Hankins durante el servicio de adoración por la mañana en la Iglesia Presbiteriana de la Trinidad en 3/17/19 en Novato, CA.

Sermón

Rev. W. Reid Hankins, M.DIV.
Traducido por el Diácono Diego Merino
Hebreos 13:7-17
3/17/19

“Aquellos que Gobiernan sobre Ti”

En nuestra carrera de la fe cristiana, Hebreos nos ha estado recordado de la ayuda que tenemos. Principalmente, esa es la ayuda que está en nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Lo vemos de nuevo hoy. El pasaje de hoy nos dice la otra manera específica en la que Jesús nos da dicha ayuda. Es a través de los líderes oficiales en la iglesia. Tenemos ministros y ancianos, y diáconos que han sido ordenados para ayudar a la iglesia en su peregrinación de fe. Vamos a ver algo de lo que esa ayuda es en el pasaje de hoy. Pero también veremos que los cristianos tienen un deber en como reciben tal ayuda y liderazgo. Vamos a mirar eso también.

Vemos a estos líderes que se hacen referencia en el versículo 7 como “aquellos que gobiernan sobre ti”. Este mismo lenguaje se usa nuevamente en el versículo 17 y también en el versículo 24. En el griego, esta es una palabra más general. Se usa en diversas circunstancias y para varios tipos de reglas, aunque aquí en contexto se refiere a los gobernantes en la iglesia. No es una referencia a un título u oficina específica, pero es una palabra que describe a alguien que gobierna y conduce con autoridad. Entonces, ya que no se refiere a ninguna oficina específica en la Iglesia, se aplicaría a todas las oficinas con autoridad oficial en la Iglesia de hoy. Eso significa para nosotros, todas las oficinas ordenadas: ministros, ancianos y diáconos, en sus diversas posiciones y roles de autoridad en la iglesia.

Entonces, comencemos a pensar en estos líderes en la iglesia al mirar el versículo 7. Allí vemos hablar de cómo vamos a conmemorar a nuestros líderes anteriores. En los otros versos, está claro que se refieren a los líderes actuales en la iglesia. Pero en el versículo 7, con el lenguaje de recordando y considerando el resultado de la fe de este líder, esto seguramente está hablando de ex líderes. Además, dice que hablaron, en tiempo pasado, la Palabra de Dios. Y así, estos ex líderes son los que sirvieron fielmente  en el pasado, pero desde entonces murieron y se fueron a estar con el Señor. Miremos primero, lo que dice nuestro pasaje sobre estos ex líderes.

Mirando entonces en estos ex líderes, comenzamos al notar cómo son descritos. Eran predicadores y maestros de la Palabra de Dios. Hablaron la Palabra de Dios en el contexto de su ministerio. Me encanta el énfasis en sus credenciales aquí. No, por ejemplo, menciona que eran trabajadores de milagros. Incluso si hubieran experimentado a apóstoles viniendo con dones sobrenaturales, eso no era el aspecto mas destacado  de su ministerio. Lo más destacado fue la Palabra de Dios. Le dieron a la gente la Palabra. Pienso de cómo cuando Pablo estaba despidiendo a los ancianos de Efesios, él les enfatizó que no disminuyó de declararles todo el consejo de Dios. Pablo les dijo porque él estaba diciendo que esto es lo que ahora necesitaban hacer. Como Pablo dejó Éfeso y pasó el bastón del mando al liderazgo a los ancianos de Efesio, necesitaban enseñar a la gente todo el consejo de Dios. Esto es en el corazón del ministerio de la iglesia. Por lo tanto, está en el corazón de lo que nuestros líderes necesitan asegurarse de continuar que suceda en la iglesia. La Palabra de Dios con todas sus doctrinas santas, todas sus leyes justas y toda la dulzura del evangelio, deben ser proclamadas. El ministerio de la iglesia no se trata de enseñanzas de novelas. El liderazgo de la iglesia no debe pensar que necesitamos actualizar nuestras doctrinas para ajustarse a las sensibilidades modernas. No podemos hacer eso, porque nuestro ministerio no debe ser el autor de las verdades religiosas. Nuestro ministerio es en vez apostólico, eso significa que somos mensajeros. El autor del mensaje es Dios. Entonces la iglesia es la que debe llevar la Palabra de Dios a la iglesia y al mundo. Y así, esto es lo que hicieron estos ex líderes. Esto es de donde su autoridad últimamente vino. En la medida en que comunicaron y explicaron con precisión la Palabra de Dios, eran líderes que venían de la mera autoridad de Dios. Esto debe seguir siendo la fuente de la autoridad en nuestros oficiales de la iglesia: la Palabra de Dios. Ésta es autoridad derivada; autoridad derivada de Dios llevada  como la Palabra de Dios.

Entonces, el comando que el versículo 7 les da y a nosotros es recordar a estos ex gobernantes. Debemos recordarlos por el trabajo en darnos la Palabra de Dios. Pero no solo eso, dice que debemos recordarlos considerando el resultado de su conducta. Esto es como una lista de los santos del Antiguo Testamento en Hebreos 11. Allí, nos dieron ejemplo tras ejemplo de aquellos que vivían por fe, y murieron en esa fe, y en esa fe finalmente fueron victoriosos. De manera similar, Hebreos le decía a su audiencia original para pensar en los líderes que han tenido. Debían pensar en su ministerio y sus frutos. Debían reconocer la victoria que estos líderes tuvieron por pararse en su fe y viviendo por su fe.

Seguramente, esto tiene aplicaciones hoy por qué hacemos Reuniones de la Reforma y tenemos clases de historia de la iglesia. Deberíamos recordar y conmemorar el ministerio y la fe de nuestros ex líderes de la iglesia. Y no solo deberíamos mirar la historia pasada antes de nuestro tiempo, pero también deberíamos considerar a los líderes cristianos que tu conoces personalmente. Recuérdalos; recuerda las lecciones que aprendiste de ellos; considera cómo vivían su vida y como han sido victoriosos en su fe.

Por supuesto, si el versículo 7 solo nos dijo que recordáramos a estos líderes pasados, podríamos llegar a un gran malentendido aquí. No debemos recordar a estos gobernantes pasados como una forma de establecerlos en algún pedestal o para adorarlos. Podemos recordar líderes como Agustín, Lutero, Calvin, Machen, Van Til, Sproul y otros, pero no queremos adorarlos. Y así, el versículo 7 nos aclara esto cuando dice:  “sigan su fe”. Literalmente en el griego, “imiten su fe”. Esto va de regreso nuevamente a lo que encontramos en Hebreos 11. Así como podemos ver y aprender de la fe de los santos del Antiguo Testamento, podemos y deberíamos ver la fe de nuestros nuevos líderes de pacto y mirar a imitarlos. Por supuesto, reconocemos que estos líderes no son perfectos. Sin embargo, en la medida en que proclamaron la verdadera fe y sostuvieron la fe verdadera, eso es lo que queremos abrazar también.

Es por eso que el versículo 8 viene justo después del versículo 7. En una primera lectura, es posible que te preguntes por qué el versículo 8 dice lo que dice después de hablar de estos ex líderes: que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y para siempre. Pero déjame tratarte el punto. ¿Por qué recordar a estos ex líderes, su mensaje y fe? ¿Por qué preocuparse por tomar su mensaje y fe y asegurarnos de que sea nuestro mensaje y fe también? Porque Jesucristo, ayer y hoy es el mismo, y eso nunca va a cambiar. El mensaje de Cristo no ha cambiado y no cambiará. Es por eso que los versículos 9-16 van a hablar contra aquellos que traerían enseñanzas extrañas en la iglesia, antes de que el versículo 17 vuelva a pensar en los líderes de la iglesia. Esta es la razón por la cual nuestro pasaje para hoy abarca una preocupación de la falsa enseñanza con exhortaciones sobre escuchar a los verdaderos maestros. Hay un mensaje de la fe cristiana. Esto no cambia. Y así, podemos y deberíamos mirar hacia atrás en el ministerio de nuestros ex líderes del evangelio. Podemos continuar beneficiándonos de su ministerio porque la Palabra que proclamaron es la misma Palabra en la que necesitamos estar  hoy. Su mensaje no ha cambiado porque solo hay un Señor Jesucristo, quien tiene, y continuará siendo el único Señor y Salvador de los pecadores, para aquellos que pondrán su fe y esperan en Él.

Entonces, eso nos lleva al versículo 17 para considerar nuestros líderes actuales de la iglesia. Observe como el versículo 17 describe a estos líderes actuales. Dice que son aquellos que miran por nuestras almas. Aquí, este trabajo de mirar se pone en el tiempo presente, por lo que sabemos que está hablando ahora sobre los líderes actuales. Bueno, este lenguaje de mirar es el lenguaje de la vigilancia. Es el tipo de observación que un vigilante haría para mantener alerta y guardarse contra los enemigos. Esta es la misma palabra que Jesús es utilizada en Marcos 13  hablando sobre los tiempos finales. Jesús dijo que necesitamos de estar alertas y orar para que estuviéramos listos para su venida. Las Escrituras están llenas de exhortaciones similares que los cristianos deben de examinarse y mirarse a sí mismos para ver que están en la fe. Los cristianos deben ver y orar con respecto a todas las tentaciones que podrían desviarnos del camino del Señor. Pero note lo que dice el versículo 17 está diciendo. No solo todos necesitamos vermos espiritualmente a nosotros mismos, pero Jesús también nos ha dado a los líderes de la iglesia para que también miren sobre nosotros. ¡Alabado sea Dios! Y así, en esta carrera de fe hasta el final, estamos para mirarnos y orar sobre nosotros. Pero también tenemos pastores y ancianos, y diáconos que nos están mirando y orando por nosotros. Qué regalo del Señor de tener tal ayuda en el viaje de la fe.

El verso 17 nos dice más sobre el resultado de su observación. Están observando por nuestras almas para que puedan dar una cuenta a Dios. Curiosamente, la palabra para “cuenta” aquí es la misma palabra para “palabra” en el versículo 7, logos en el griego. Entonces, por un lado, tales líderes cristianos le dan la Palabra de Dios a la gente. Pero también darán una palabra a Dios sobre la gente. Esto nos recuerda que tales líderes tienen un ministerio de gobierno. Dios coloca a las personas en su cuidado y luego reportan de regreso a Dios sobre ellos.

Pero si estos líderes tienen una obligación de gobierno, vemos en el versículo 17 que cada cristiano a su vez tiene la obligación de obediencia y sumisión a estos líderes, por cierto incluso a los líderes individuales. Esa es la exhortación dada en el versículo 17. Todos debemos obedecer y someternos a tales líderes en sus posiciones de autoridad en la Iglesia. Déjame comentar primero en la palabra por “someter”. La Palabra para someter es una palabra que reconoce una autoridad. Esto reconoce que la autoridad te está dando una orden, y si estás de acuerdo o no es irrelevante. Tu debe ceder y darle paso al que está en autoridad porque están a cargo y tu no lo estás. Por supuesto, esto no está hablando a cerca de someterse a los lideres que abusan de la autoridad en maneras que están en contra de la Palabra de Dios. Ya hemos dicho que la autoridad de la iglesia es derivada, lo que significa que debe hacerse “en el Señor” y así en consonancia con la Palabra de Dios. Pero en la manera como lo hacen, Dios les ha otorgado autoridad y así que debemos someternos a esa autoridad, al menos que nos resistimos a Dios. Esto es especialmente una exhortación  importante en la cultura post moderna, cultura igualitaria, porque hay una tendencia hoy de convertirse uno mismo en autoriadad. La sumisión a la autoridad parece ser cada vez más desagradable para nuestra cultura, pero la Palabra de Dios dice que es algo que nosotros debemos abrasar.

En cuanto a la palabra para “obedecer” aquí, es una palabra colorida. En el griego, es la forma pasiva de persuadir. Entonces, es “ser persuadido” por aquellos que gobiernan sobre ti. Date cuenta, no está diciendo estar dispuesto a ser persuadido. No dice que consideren lo que los líderes te están diciendo para que puedas estar convencido. Nos está comandando a que lleguemos a ser persuadidos por lo que te están diciendo. Lo que es implícito, por supuesto, es lo que te están diciendo es de la Palabra de Dios, como vimos en el verso 7. Cuando tu pastor o tus ancianos o tus diáconos llegan a ti para hablar y aplicar la Palabra de Dios a ti, nunca es ideal tener que someterse pasivamente. Es entonces cuando les obedeces  incluso cuando no estás de acuerdo con ellos. A veces, en nuestro estado de santificación, todo lo que podemos hacer es someternos pasivamente. Pero nuestro objetivo debe ser el ser persuadidos por ellos. Vemos aquí que este es un comando. Queremos ser persuadidos por la enseñanza y el liderazgo en el Señor por los gobernantes en la iglesia. En la medida en que las enseñanzas de nuestros líderes sean consonantes con la Palabra de Dios, nos ordena Dios que estemos de acuerdo con esas enseñanzas. Necesitamos buscar llegar al punto en el que abrazamos dicha doctrina y amarla, porque proviene de la Palabra de Dios.

Cómo vamos en esta obediencia y sumisión es importante. Vemos eso aquí en versículo 17 cuando dice que debemos obedecer y someternos a los gobernantes en la iglesia que hacen su trabajo con alegría en lugar de dolor. Eso implica lo que es de esperar que es obvio. Cuando tu pastor o anciano o diácono están tratando de cuidarte con la Palabra de Dios, tu puedes hacer que su trabajo sea un deleite o una gran carga. Estos líderes están tratando de ser vigilantes para tu alma, no hagas que literalmente tengan que ser vigilantes por tu alma en el sentido de mantenerlos levantados por la noche. Déjate pastorear . Eso significa que en lugar de luchar contra el pastor que intenta mantenerte en lugar seguro con todas las otras ovejas, con contentamiento acepta su corrección. Esto no significa que no deberíamos ser como los de Berea, revisando que lo que estamos siendo enseñados está de acuerdo con la Palabra de Dios. Pero significa que seamos rápidos escuchando y rápidos en considerar cualquier corrección bíblica que nuestros líderes nos traen. Deberíamos ser humildes y mansos cuando los oficiales de la iglesia nos traen una preocupación, en lugar de saltar e intentar con orgullo justificarte a ti mismo. Cuando un líder de la iglesia te trae un asunto, y reconoces que su palabra es del Señor, entonces no demores en poner en práctica su exhortación. Hazles saber que aprecias que se toman el tiempo para cuidar tu alma. Agradéceles y aliéntalos. Hágales saber que necesitas esa ayuda, y deseas tal ayuda. Hónralos por su oficina, en general. Pero especialmente cuando se toman el tiempo para darte una dirección bíblica y admonición, hónralos por gobernar tu alma.

Como dice en el verso 17, si no estás haciendo esto, no será de ningún benéfico  para ti. Piensa en eso, por lo pragmático de esto. Si cada vez que tus líderes de la iglesia miran por pastorearte y resistes sus correcciones  bíblicas, obviamente estás en lo equivocado y estás luchando contra la revelación revelada de parte del Señor para tu vida. Eso no ayudará a tu bienestar espiritual y crecimiento. Pero no solo eso, si siempre está luchando contra tus líderes, la triste realidad es que probablemente que tengan menos inclinación a tratar de pastorearte la próxima vez que lo necesites, porque siempre les has causado tanto dolor cuando hayan intentado ayudarte. Y así, si estás en una iglesia con liderazgo piadoso, abraza su liderazgo. Es para tu bien, y es para la gloria de Dios.

Así como hemos estado describiendo esta obediencia y sumisión a los líderes, seguimos señalando que tal es exigida en la medida en que nos traen la Palabra de Dios. Esto vuelve nuevamente al versículo 8. Cuando tienes líderes que te traen fielmente ese mismo mensaje antiguo de Cristo, no rechaces eso. Abraza eso. Porque, Cristo Jesús es el mismo, ayer, hoy y para siempre.

Cuando vemos el contexto aquí, parece que una deducción justa sería que algunas de las personas que escribió Hebreos originalmente habían comenzado a fallar en este sentido. Seguramente algunos de ellos estaban entrando en conflictos con sus líderes de la iglesia que intentaban ser fieles a Jesucristo. Algunos de ellos probablemente comenzarían a ser intrigados por algunas de estas “extrañas doctrinas” mencionadas en el versículo 9. Sus gobernantes de la iglesia local seguramente los estaban urgiendo a la fidelidad y se estaban resistiendo. Hebreos entonces habla a ese tipo de situación y llama a las ovejas que están tentadas a perderse por no querer escuchar a los pastores que Dios les ha dado.

Esa es la aplicación para hoy. Siempre hay movimientos en y alrededor de círculos cristianos mirando a la iglesia de alejarlos de la ortodoxia y enseñando otra enseñanza “extraña”. Pero Jesucristo no ha cambiado. En lugar de dar oído a una doctrina extraña que viene, debemos “mantener la fe que una vez fue traída para todos los santos”.

Y dado que Jesús no ha cambiado, también nos regocijamos en eso donde significa que todavía es nuestro máximo líder y que gobierna sobre la iglesia hoy. Como hemos pensado en estos gobernantes en la iglesia hoy, y la mucha bendición que son para nosotros, recordamos que son los sub pastores, pero Jesús es el jefe de los pastores: Él es llamado así incluso en el versículo 20. Y así, donde el versículo 7 dijo que nuestros líderes nos han hablado la Palabra de Dios, recordamos que el capítulo 1 dijo cómo Dios nos ha hablado su Palabra a nosotros los humanos en varias veces y de diferentes maneras, pero como Él ahora ha hablado especialmente su Palabra a nosotros en Jesús. Y donde el versículo 17 dijo cómo al final nuestros gobernantes hablarán una palabra dando cuenta a Dios con respecto a nosotros, recordamos lo que Hebreos 7:25 dice que Jesús siempre vive para interceder por nosotros; en otras palabras, incluso ahora habla una palabra a Dios en nuestro nombre como nuestro Gran Sumo Sacerdote. Por lo tanto entonces agarrémonos fuerte al ministerio de nuestros fieles maestros que nos proclaman a Cristo. Hagámoslo reconociendo que esto es lo que necesitamos. Necesitamos el Cristo sin cambios con su evangelio de salvación para ser forjados y cultivados en nuestros corazones por fe.

Y así como vemos el fruto de los líderes de la iglesia en nuestras vidas; como los vemos siendo  usados por Dios para formar a Cristo en nosotros, alabemos a nuestro Dios sabiendo que es por la gracia de Dios que dicho crecimiento finalmente venga. Nuestros líderes humanos pueden plantar semillas, que podrían regar esas semillas, incluso podrían participar en la cosecha de esas semillas; pero es Dios quien da el crecimiento. Alabamos y agradecemos a nuestro Dios hoy en día por tal gracia. Amén.

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